Al italiano Arrigo Boito, quien viviera entre 1842 y 1918, se le consigna como poeta, novelista, editor, ensayista, crítico, libretista y compositor de óperas. Como autor de libretos, aparte de serlo para sus propias óperas, lo fue también de títulos muy conocidos de otros compositores, como los son “La gioconda” de Amilcare Ponchieli y “Otello” y “Falstaff”, las últimas óperas compuestas por Giuseppe Verdi.
Como compositor, Boito se adentró casi exclusivamente en la ópera con una producción muy escasa de sólo dos tÍtulos, “Mefistófeles” y “Nerón”.
“Mefistófeles” es, sin dudarlo, la gran obra que ha perpetuado el nombre de Arrigo Boito en la historia de la creación musical. Al igual que la ópera “Fausto” de Charles Gounod, está basada en la leyenda del doctor Fausto y su pacto con el demonio, llevada a la literatura por Goethe. Esa famosa obra de Gounod y cumbre del repertorio de la ópera francesa fue estrenada en París en marzo de 1859.
Con libreto del propio compositor, “Mefistófeles” de Arrigo Boito fue estrenada, en cambio, nueve años más tarde, el 5 de mayo de 1868, en el Teatro alla Scala de Milán. El título de “Mefístofeles” y no el de “Fausto” fue una decisión de Boito para diferenciar su obra de la de Gounod, aun cuando trataban el mismo tema y tenían una fuente literaria común. Este estreno de 1868 fue un fracaso absoluto.
Después de un par de representaciones para nada exitosas, Boito retiró la obra, aún no publicada, pensando en una revisión posterior. Su labor como compositor dejó paso a la de libretista, escribiendo entre otros el de “La gioconda” de Ponchielli y adaptando el de otras óperas alemanas.
Pero llegó el momento en que Arrigo Boito revisó detenidamente la partitura de la ópera. La renovó y, lo más importante, la recortó en forma sustancial, pues en su original “Mefistófeles” duraba casi seis horas, demandando una representación en dos jornadas. El papel de Fausto, que originalmente era para barítono, pasó a ser para la responsabilidad de un tenor.
Tras las modificaciones hechas a su partitura, “Mefistófeles” se reestrenó, esta vez con gran éxito, siete años más tarde, en octubre de 1875, en el Teatro Comunal de Bolonia.
ARGUMENTO
La ópera se desarrolla en la Edad Media, en la ciudad alemana de Frankfurt, en el cielo y en otros lugares fantásticos.
Prólogo
En el cielo, un gran coro de ángeles glorifica a Dios. De la sombra surge Mefistófeles, saluda al Señor y le propone una apuesta. Fausto, un anciano y sabio doctor, caerá bajo el poder diabólico y perderá su alma.
El Señor acepta el desafío de Mefistófeles, quien cree segura la victoria. Las falanges celestiales vuelven a cantar la eterna gloria de Dios.
Acto Primero
Cuadro primero – Domingo de Pascua en Francfort, donde de celebra el Domingo de Pascua con cantos y danzas.
La aparición de un fraile encapuchado, que viste una capa gris, atrae durante un instante la atención entre los festejos, pero luego su misteriosa silueta se pierde de vista.
El viejo doctor Fausto, acompañado por su fiel discípulo Wagner, observa con curiosidad al desconocido fraile gris, que reaparece, y tiene el presentimiento de una amenaza. Wagner procura tranquilizarlo. Fausto se dirige a su casa para refugiarse en sus libros.
Cuadro segundo – Gabinete de Fausto
Atemorizado todavía, Fausto entra en su estudio, huyendo de la extraña visión que lo persigue.
Sigilosamente, el misterioso fraile ha entrado, ocultándose en la sala contigua. Cuando el sabio se dispone a arrojar de su espíritu la supersticiosa impresión y busca en los Evangelios la palabra de la verdad purificadora, una voz nunca oída lo interrumpe.
Con asombro ve ante él al fraile desconocido, que arroja el hábito y se presenta vestido como un caballero.
Mefistófeles se da a conocer: es el genio del mal.
El demonio propone al maestro un pacto: éste cederá su alma, y el espíritu diabólico le hará conocer todas las delicias de la existencia terrenal, brindándole la felicidad inútilmente buscada por Fausto durante toda su vida, para lo cual le devolverá la juventud.
Fausto acepta la proposición y Mefistófeles extiende su manto que los llevará a través del espacio.
Acto segundo
Cuadro primero – El jardín de casa de Margarita
Fausto, ahora transformado en gallardo y elegante joven, sostiene una conversación amorosa con la bella e ingenua Margarita. Entretanto, Mefistófeles distrae a la vecina, Marta.
Aprovechando el alejamiento de éstos, Fausto consigue arrancar a Margarita la promesa de que adormecerá con un narcótico a su madre, para poder así verse libremente.
Luego juegan en el jardín, persiguiéndose, para alcanzarse al fin. Todos ríen y las parejas concluyen abrazándose.
Cuadro segundo – En el valle de Schirk.
Mefistófeles ofrece a Fausto, entre las infernales montañas del Brocken, el espectáculo de su poderío.
Fuegos mágicos brillan en la oscuridad del valle. Fausto sigue a su guía entre las crestas abruptas. Ante el conjuro diabólico, el lugar se puebla de brujas y brujos, que van a caer de rodillas a los pies de su señor.
Mefistófeles pide su cetro y un globo terráqueo, que él toma en sus manos para burlarse. Las huestes infernales bailan frenéticamente.
Una visión celestial turba un instante el mundo de aquelarre: entre las nubes aparece la figura doliente de Margarita, con muy mal semblante y el cuello manchado de sangre. Fausto experimenta la sensación de un crimen cometido inconscientemente.
Pero Mefistófeles, riéndose, lo tranquiliza: compara aquella cabeza con la de Medusa y mientras la visión se eclipsa la danza demoníaca se desencadena en todo su furor.
Acto tercero
Una cárcel. Sobre un lecho de paja, Margarita espera la muerte. Un destino fatal pesa sobre ella.
Fausto llega a la puerta del calabozo con su acompañante. El caballero pide a éste que use de su poder para salvar a la amada.
Mefistófeles, con la llave de la prisión, abre la celda, mientras Margarita, vencida por la evocación de sus amores, cae en brazos del seductor, de quien espera su libertad.
Vuelve Mefistófeles urgiendo la huida, pero a su vista Margarita horrorizada rechaza la proposición y volviendo su pensamiento a Dios, cae moribunda. Mientras Mefistófeles arrebata a Fausto y el verdugo llega para cumplir su misión, un himno místico anuncia la salvación de Margarita.
Acto cuarto
La acción se trastada a la Grecia clásica. Un paisaje a orillas del Río Peneo, alumbrado por la luna. Pantalis, que acompaña a Elena, admira las delicias de la naturaleza seductora, mientras Fausto llega invocando a Elena.
En ese fabuloso reino el caballero experimenta una sensación de deslumbramiento, mientras que el espíritu del mal que lo ha conducido hasta allí siente nostalgia de sus montañas del norte, con las brujas del Brocken que le rinden obediente homenaje.
Los cantos y danzas en honor de Elena no consiguen calmar su angustioso y horrible recuerdo de Troya. Pero Fausto, magníficamente vestido como un caballero del siglo XV, en medio de la clásica antigüedad, proclama a la hija de Júpiter como “forma ideal purísima de la belleza eterna”.
Todos ensalzan la unión triunfal de la belleza y el amor.
Epílogo
El gabinete de Fausto. Nuevamente anciano, Fausto, medita sobre las vicisitudes de su existencia. Por su parte, Mefistófeles aguarda su último instante para llevarse el alma prometida.
Pero Fausto está arrepentido; toma en sus manos la Biblia y ensalza la bondad de Dios y sus obras, a las que aspira en su hora suprema.
Mefistófeles, al ver que pierde su presa, le promete nueva juventud y placeres. Fausto ya no quiere escucharlo y muere perdonado.
Los cánticos celestiales proclaman la gloria de Dios, que ha triunfado. El espíritu del mal se hunde en las profundidades de la tierra, silbando furiosamente.
LIBRETO
El libreto bilingüe aparece en el link Mefistófeles
DISCOGRAFIA DE “MEFISTOFELES”
Detalle de las principales grabaciones en CD que ofrece el mercado.
El orden de los cantantes corresponde a los papeles de Mefistófeles, Fausto, Margarita, Wagner y Marta. Se agrega coro, orquesta, director y sello grabador.
Salvo en los casos indicados, todas las versiones son con sonido estereofónico y fueron grabadas en estudio.
· Nazzareno de Angelis, Antonio Melandri, Mafalda Favero, Giuseppe Nessi, Ida Mannarini, Coro y Orquesta del Teatro alla Scala de Milán / Lorenzo Molajoli. EMI – EKLIPSE. 1931. (Sonido monofónico)
· Giulio Neri, Gianni Poggi, Rosetta Noli, Gino del Signore, Ebe Ticozzi, Coro y Orquesta del Teatro alla Scala de Milán / Franco Capuana. URANIA – PREISER. 1952. (Sonido monofónico)
· Boris Christoff, Giacinto Prandelli, Orietta Moscucci, Piero de Palma, Amalia Pini, Coro y Orquesta de la Opera de Roma / Vittorio Gui. 1955. EMI. (Sonido monofónico)
· Giulio Neri, Ferrucio Tagliavini, Marcella Pobbe, Marmando Benzi, Ebe Ticozzi, Coro y Orquesta de la RAI de Turín / Angelo Questa. FONIT CETRA. 1956. (Sonido monofónico)
· Cesare Siepi, Mario del Mónaco, Renata Tebaldi, Piero de Palma, Lucia Danieli, Coro y Orquesta de la Academia de Santa Cecilia de Roma / Tullio Serafin. 1958.
· Norman Treigle, Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Thomas Allen, Heather Begg, Coro de Niños de la Escuela de Wandsworth, Coro de la Opera Ambrosiana y Orquesta Sinfónica de Londres / Julius Rudel. EMI. 1973.
· Nicolai Ghiaurov, Luciano Pavarotti, Mirella Freni, Piero de Palma, Nucci Condó, Coro de Niños de la Trinidad, Coro de la Opera de Londres y Orquesta Filarmónica Nacional Inglesa / Oliviero de Fabritiis. DECCA. 1982
· Samuel Ramey, Plácido Domingo, Eva Marton, Sergio Tedesco, Tamara Takács, Coro de la Opera Hungaroton, Coro de Niños Myireghazi y Orquesta Estatal de Hungría / Giuseppe Patané. SONY CLASSICAL. 1988.
· Samuel Ramey, Vincenzo La Scola, Michele Crider, Ernesto Gavazzi, Eleonora Jankovic, Coro de Niños de La Scala, del Conservatorio Verdi y Coro y Orquesta del Teatro alla Scala de Milán / Riccardo Muti. RCA. 1995 (Grabación en vivo)